Publicaciones del Instituto de Antropología, 37: 7-21. 1981. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.
ANTROPOLOGÍA APLICADA A LA INVESTIGACION Y DESARROLLO DE TECNOLOGÍA APROPIADA
Rodolfo Merlino
Mario A. Rabey
RESUMEN
Es un estudio teórico-metodológico. Usa como punto de partida: las transformaciones recientes en la valoración del papel histórico de la cultura urbana industrial; los cambios en la noción de desarrollo y la emergencia de nuevos modelos teóricos -como la ecología- y epistemológicos -teoría de sistemas, cibernética e informática- que ponen en cuestión la clásica epistemología cartesiana. Propone como finalidad de la Antropología aplicada el rescate y mejoramiento del conocimiento empírico local y su integración en el sistema mundial de investigación y desarrollo como medio adecuado para solucionar los problemas locales sin generar desequilibrios culturales y ecológicos. Define como objetivo propio la generación de tecnología apropiada, caracterizada por un conjunto de rasgos que incluyen: integridad, referencia a las necesidades básicas, énfasis en la cosmovisión local y en los recursos locales, introducción armónica de innovaciones y participación de la comunidad. Se evalúan las implicancias epistemológicas del modelo propuesto, en cuanto concibe a los proyectos de generación de tecnología apropiada como experimentos socioculturales. Concluye que una Antropología aplicada así concebida puede cumplir un papel protagónico en la construcción de un orden mundial estable y complejo.
1. ANTROPOLOGÍA APLICADA Y DESARROLLOComo todas las disciplinas científicas modernas, la Antropología, además de su desarrollo básico, ha intentado generar un campo de aplicabilidad propio. El concepto de antropología aplicada apareció hacia 1930 como "Antropología práctica" en Inglaterra y "Antropología aplicada” en EEUU, a consecuencia de los fracasos sufridos al intentarse integrar los grupos étnicos tribales a la sociedad y cultura mayor. En aquella época y durante mucho tiempo, predominó el concepto de que la antropología podría constituir un instrumento metodológico para vencer la resistencia del as culturas tradicionales ante las innovaciones tecnológicas que querían introducir en ellas los focos de irradiación de la cultura industrial contemporánea. Un amplio análisis de la bibliografía sobre el tema puede hallarse en Foster (1974: 270-323), Bastide (1972: 15-30) y Cortázar (1976: 11-20). Las culturas locales de todo tipo (tribales, campesinas, urbanas marginales) eran vistas como relictos de anticuados e inadaptados estilos de vida; la Antropología aplicada, usando conocimientos generados por la Antropología básica, podía aconsejar a funcionarios públicos y privados sobre las medidas más adecuadas para transformar y "mejorar" aquellos modos de vida, con la mínima resistencia por parte de sus portadores. Esta concepción mantiene aún plena vigencia en los planes oficiales de numerosos países, inclusive en el nuestro.
Dicho concepto de antropología aplicada partía de un supuesto característico del evolucionismo unilineal: todas las sociedades atraviesan una secuencia de estadios culturales que, inevitablemente, desemboca en un tipo de cultura al cual pertenece la moderna sociedad industrial. Este supuesto, tempranamente planteado por Comte (1844), no sólo fue el fundamento de toda la primera etapa de la Antropología básica y demás ciencias sociales, sino el soporte de las líneas ideológicas que han predominado en las sociedades euroamericanas en el último siglo, desde el marxismo hasta las formas más extremas del capitalismo. Dentro del propio campo de las ciencias sociales, la validez teórica de este punto de vista ha sido seriamente controvertida en los últimos tiempos (Granovetter 1979).El punto de vista del evolucionismo unilineal es también el fundamento del actual estilo de tecnología, que consiste en un mismo haz de soluciones tecnológicas basadas en un conjunto de paradigmas científicos coherentes entre sí, de acuerdo con la definición de paradigma establecida por Kuhn (1975: 33-50); a su vez este núcleo científico - tecnológico ha funcionado durante los últimos 200 años como centro de emisión y difusión hacia todas las regiones y culturas del planeta. En el actual momento histórico, el flujo de transferencia de técnicas se produce en forma radial centrífuga, desde los centros de producción científico - tecnológica hacia la periferia del sistema sociocultural mundial.
El evolucionismo unilineal es también el fundamento de la existencia misma de la tecnología como categoría característica de la moderna cultura industrial, contrariamente a lo que ocurre en las culturas tradicionales donde técnica y cosmovisión forman aspectos inseparables del mismo sistema sociocultural (Merlino 1976-1980). Pero para la cultura industrial la tecnología constituye un campo separado y diferente de lo cosmovisional. En epistemología esto se ha traducido en el transitorio triunfo de las posiciones instrumentalistas, que consideran a las teorías científicas como meros modelos operativos, sobre las posiciones esencialistas o nominalistas, que adjudican a los modelos científicos determinado grado de verdad independientemente de su operatividad (Popper 1973: 40 - 47).
Podemos ahora caracterizar el concepto de desarrollo. En éste confluyen las ideas de una progresión unilineal de las culturas, de una tecnología independiente de la cosmovisión como verdad y, paradójicamente, de la constitución de una "verdadera" tecnología universal, apta para resolver todos los problemas de todos los lugares del mundo. Durante los últimos 150 años este modelo se ha afianzado con pocas dificultades; en general, sus escasos opositores carecieron de consenso.
2. LAS NUEVAS CORRIENTES DE PENSAMIENTO
Pero durante las últimas décadas, aquel modelo de desarrollo tecnológico unilineal e indefinido ha comenzado a entrar en crisis. Por un lado, un número creciente de culturas ha ido generando una resistencia cada vez más consciente y activa a la expansión de la cultura euroamericana. Por otro lado, aquel modelo ha comenzado a enfrentarse a visibles fracasos: la carencia mundial de alimentos percápita continúa en aumento; el peligro de un holocausto atómico también parece ir creciendo y, en general, el equilibrio ecológico de diversas regiones y del planeta en su conjunto, parece cada vez más precario debido al aumento de la contaminación, la disminución de la fertilidad de los suelos, la desaparición de numerosas especies y hasta de ecosistemas enteros, y así sucesivamente. Por último a partir de la reciente posguerra y especialmente desde la década del 60, se ha generado en los principales países y ciudades de la cultura euroamericana un vigoroso y creciente movimiento de renovación del pensamiento.
Los intelectuales, especialmente los profesionales universitarios, fueron formulando un conjunto de consideraciones que ponen en tela de juicio la validez del modelo científico - tecnológico de occidente. Prácticamente estas consideraciones abarcan toda la gama del pensamiento y la reflexión, incluyendo campos tan diversos como la teología, la filosofía, el arte y las diferentes ciencias. A manera de ejemplos especialmente relevantes para el tema del presente artículo, mencionaremos tres desarrollos del pensamiento; uno pertenece al campo de la ciencia, otro a la filosofía y el tercero a la epistemología.
En el terreno científico, la ecología ha desarrollado el concepto de diversidad. Según Margalef (1968: 22 - 24), la diversidad es una función directa de la cantidad de lazos de información que existen entre los componentes de un sistema natural; luego, es una función indirecta de la variedad de tipos de componentes que hay en dicho sistema. A su vez, cuanto mayor es la diversidad, más estable es el ecosistema, porque aumentan los lazos de retroalimentación (feedback) negativa que permiten al sistema responder en forma adaptativa a cualquier modificación del entorno. La teoría propuesta por Margalef es una sólida argumentación en favor del mantenimiento de la máxima diversidad posible en todo el planeta Tierra y en el interior de cada uno de sus ecosistemas componentes. Ampliando su argumentación y llevándola al terreno de los sistemas culturales, parece obvio que la diversidad cultural debe ser sostenida. Ello es así por dos motivos fundamentales. En primer lugar, porque la Antropología ha recogido una abundante documentación acerca del carácter altamente adaptativo de las culturas locales a las condiciones del sustrato natural sobre el cual se asientan (ver, por ejemplo Forde 1934, Meggers 1977 y Hardesty 1977: 19 - 44); la diversidad cultural sería así la más sólida garantía del mantenimiento de la diversidad natural. En segundo lugar y considerando que los sistemas socioculturales obedecen - al menos parcialmente - a leyes naturales, la diversidad cultural sería el único sustento posible para la constitución de un orden sociocultural estable de dimensión mundial.
La defensa de la diversidad cultural también ha sido encarada desde el punto de vista filosófico - político. En los últimos años se ha afianzado la afirmación del derecho de cada grupo cultural a mantener su propio estilo de vida, incluyendo so cosmovisión, la definición de cuáles son sus problemas y la manera adecuada de resolverlos (ver, por ejemplo Klaff 1980 y Weissmann 1978). Dicha afirmación ha tenido como campo fundamental de operaciones a los diversos organismos internacionales, en los cuales coexisten representantes de las más diversas tradiciones culturales actuales.
Pero ha sido en el campo de la epistemología científica donde la renovación del pensamiento se ha manifestado con mayor potencia. Varias corrientes de pensamiento, que van ganado una creciente influencia en los ámbitos académicos, han formulado modelos lógicos generales que comparten dos importantes características: son aplicables a las disciplinas científicas -y aún a las extracientíficas- más diversas y ponen énfasis no en los entes individuales sino a las relaciones que los vinculan entre sí. Así, escuelas como la Teoría de los Sistemas (Bertalanffy 1980), la Teoría de la Información (Shannon y Weaver 1949) y la Cibernética (Wiener 1971) han generado una corriente opuesta a la tendencia a la especialización y al atomismo metodológico, que fueron características de las ciencias desde prácticamente sus orígenes, cuando Descartes (1979: 48) estructuró la fundamentación filosófica del método científico. Para la aplicación de estas corrientes a la Antropología ver, por ejemplo, Miller (1978).
Esta nueva corriente de pensamiento ya ha generado un contexto propio de aplicabilidad, en el nivel de las más amplias relaciones que existen entre las partes de los sistemas naturales y socioculturales. La ecología aplicada al manejo de los recursos naturales de grandes ecosistemas y los acelerados desarrollos en la tecnología de las comunicaciones son sólo algunos ejemplos de dicha aplicación. Pero la aplicación de las nuevas líneas de pensamiento a la acción focalizada en lo local más que en lo global, recién comienza a plasmarse.
En el presente trabajo intentaremos hacer un aporte a la construcción de dicho contexto de aplicabilidad. En primer lugar, estamos proponiendo un concepto de antropología aplicada que se ajusta a la noción de que la diversidad cultural es una propiedad fundamental de los sistemas socioculturales estables. Esta noción ya ha sido defendida tempranamente por Herskovits (1952: 708 - 711) sin el aporte que ahora le proveen los modelos epistemólogicos y ecológicos reseñados. En segundo lugar, propondremos y discutiremos la generación de tecnología apropiada como objeto propio de la Antropología aplicada.
3. El METODO DE LA ANTROPOLOGIA APLICADA
La Antropología aplicada, tal cual la concebimos, es un instrumento que puede permitir el acceso de cada cultura local a técnicas provenientes de otros contextos culturales o de innovaciones generadas por el sistema científico - tecnológico mundial, preservando la identidad característica de cada cultura. Sería simultáneamente un instrumento que permitiría la transferencia de tecnologías generadas a otros ámbitos locales, culturalmente diferentes pero ecológicamente semejantes, a través del sistema de investigación y desarrollo y del sistema de comunicaciones mundiales. El supuesto de base de esta noción es que cada cultura ha desarrollado soluciones adecuadas a sus propias condiciones ecológicas e históricas que son verdaderas estrategias adaptativas (Merlino y Rabey 1979). Estas estrategias son integrales; es decir, definen y satisfacen el conjunto de necesidades autorreconocidas por el grupo; nunca son soluciones parciales concebidas aisladamente, sino soluciones a aspectos de un problema global, sistémico. Por eso, cada técnica tiene sentido en la relación al universo de ideas culturales, a la cosmovisión.
Uno de los objetos de la Antropología en cuanto ciencia básica, es elaborar modelos para describir e interpretar dichas estrategias adaptativas. La Antropología aplicada usará esos modelos para desarrollar tecnologías apropiadas junto con profesionales provenientes de otras áreas de especialización (arquitectos, agrónomos, genetistas, ingenieros, educadores, médicos, etc.) y con los habitantes del lugar.
¿Qué relación tiene la Antropología aplicada con la Antropología general? A nuestro entender, como toda ciencia aplicada, aquélla se ubica en un estadio lógico de la ciencia general de la que forma parte. Así, luego de la formulación de modelos e hipótesis generales (necesariamente ubicados en el campo de la ciencia básica) sigue la formulación deductiva de hipótesis particulares que deben contrastarse con fenómenos observables y registrables. La contrastación de estas hipótesis debe hacerse en un contexto controlado, aislable metodológicamente, donde sea posible la distinción entre cambios producidos voluntariamente en el proceso de contrastación (el juego múltiple de variables independientes y dependientes) y cambios ocasionados por factores ajenos al experimento en sí y, por lo tanto incontrolables.
Un trabajo de desarrollo de la comunidad, tal como lo concebían las escuelas clásicas de Antropología aplicada, o bien la generación de tecnología apropiada -campo que nosotros proponemos para esta disciplina- constituyen auténticos experimentos socioculturales antropológicos. Precisamente, el fracaso práctico de gran parte de los trabajos de desarrollo de comunidades inspirados en la vieja escuela, constituyen un buen ejemplo de lo que Popper (1973: 97 - 102 y 1967) ha denominado falsación de una hipótesis (en este caso, de las hipótesis características de los modelos antropológicos inspirados en el evolucionismo unilineal y en la idea de progreso. Estamos es presencia, entonces, de experimentos socioculturales que permiten, simultáneamente, contrastar hipótesis y producir efectos prácticos. La comunidad cultural concreta en la cual actúa el proyecto de antropología aplicada, se convierte así en laboratorio científico: pero es necesario recordar que para la ciencia contemporánea, a partir del principio de indeterminación formulado por Heisenberg, no interactúan en el laboratorio, separados ontológicamente, un sujeto experimentador y un objeto experimentado. Por el contrario, la ciencia empírica describe la relación entre el "sujeto" y el "objeto" (Capra 1977).
La Antropología aplicada en acción contiene, al menos, tres pasos: en el primero, se formulan hipótesis particulares, fácticas, derivadas de hipótesis generales elaboradas dentro del terreno de la ciencia básica; en un segundo paso, se diseña un modelo experimental adecuado para la contrastación de aquellas; el tercer paso es el experimento mismo. En los tres pasos, pero también en los procedimientos científicos básicos, el antropólogo no actúa como un sujeto absoluto, ontológicamente enfrentado a sus objetos. El antropólogo es el traductor, el autor de formulaciones que vuelcan al lenguaje científico modelos generados en la interacción entre miembros de la comunidad e investigadores; modelos que, a su vez, son volcados por los miembros de la comunidad a su propio lenguaje. Por ejemplo, luego de algunos días de permanencia del antropólogo en alguna casa o aldea, es claramente perceptible como los habitantes del lugar lo integran a sus explicaciones de los sucesos cotidianos.
¿Cuál es el destino de las hipótesis particulares así contrastadas? Este destino es doble. Por un lado, de acuerdo con las divergencias y coincidencias entre las hipótesis y las relaciones detectadas se produce, ya en el campo de la ciencia básica, una reformulación de la o las hipótesis generales de partida. A su vez, estas hipótesis generales reformuladas interactúan con el resto del sistema científico - técnico mundial y, en general, con toda la cultura planetaria. Por otro lado y sobre la base de las formulaciones que los propios miembros de la comunidad elaboran a partir de la información generada en el curso del proyecto, se plasmarán materializaciones técnicas locales, que, a su vez, serán puestas en práctica por la comunidad, vale decir, tecnología apropiada.
Se advierte, entonces, que cada proyecto de antropología aplicada pone en conexión al universo cultural global con el universo cultural local. Esta característica será discutida con mayor detalle en la última parte del trabajo.
4. NUEVAS TECNOLOGIAS LOCALES
La mayoría de los objetos que usan cotidianamente casi todos los miembros de la cultura urbano - industrial contemporánea ha sido inventada en los últimos 200 años, sobre todo en las décadas mas recientes. Durante ese período se ha conformado y afianzado un sistema planetario de investigación y desarrollo que, combinado con los sistemas político - institucional, económico, de comunicaciones, etc., también planetarios, ha impuesto un único conjunto de definiciones sobre cuáles son las necesidades básicas de la gente y cómo éstas deben ser resueltas.
Sin embargo, acompañando a la crisis del modelo occidental de desarrollo, se produjo una serie de transformaciones en la concepción misma de la técnica y, especialmente, de los métodos para generarla. Resumiremos a continuación los principales cambios producidos, para discutir finalmente la noción de tecnología apropiada que ha emergido de dicho proceso.
Hasta hace algunos años había privado, casi absolutamente, la noción de un solo haz de soluciones tecnológicas expandiéndose por todo el planeta; todavía hoy es la idea dominante, aunque en retroceso. Pero, a partir del desafío planteado por la combinación de crisis en las áreas social, alimentaria, ecológica y energética, hace algunos años comenzó a surgir la noción de tecnologías alternativas, especialmente en el área energética, como respuesta a las restricciones en el consumo de hidrocarburos en los países ricos, motivadas en el precio del petróleo crudo. Las tecnologías alternativas -que también han recibido muchas otras denominaciones, tales como blandas, intermedias, apropiadas, ecológicas, ambientales, racionales, etc.-, tal cual fueron concebidas hasta ahora, han usado el sistema de investigación y desarrollo característico de la cultura urbana industrial moderna como fuente casi exclusiva y, sólo ocasionalmente, utilizaron conocimientos y técnicas materiales empíricas generadas en contextos culturales tradicionales. De este modo, nuevamente han sido soluciones generadas centralizadamente, en laboratorios e institutos pertenecientes al sistema de investigación y desarrollo mundial, con la misma visión del mundo, la misma epistemología y las mismas categorías . En general estas soluciones tuvieron escaso éxito: se formularon pocas y han tenido una difusión muy limitada; por último, y esto es fundamental desde nuestro punto de vista, fueron rechazadas por sus supuestos beneficiarios (Herrera 1981: 22) o bien produjeron efectos contrarios a los buscados. (Brabyn 1975: 5).
5. TECNOLOGIA APROPIADA
Muy recientemente, ha comenzado a emerger un tercer estilo, el cual intenta utilizar el conocimiento tradicional para generar tecnologías a partir del esfuerzo local, con interacción entre los habitantes de la comunidad involucrada y científicos y técnicos ligados al sistema mundial de investigación y desarrollo. Designaremos a este tercer estilo con el nombre genérico de tecnologías apropiadas. Por otra parte, de acuerdo con alguna bibliografía antropológica reciente (Sokolovsky 1978), el uso de conocimiento tradicional como base para producir transformaciones tecnológicas, parece estar surgiendo en algunas comunidades campesinas o indígenas sin participación de planificadores científicos y técnicos de la sociedad mayor.
Un ejemplo interesante de investigación y desarrollo de tecnología apropiada lo constituye el proyecto de "chinampas", el cual intenta perfeccionar un método de cultivo indígena (las chinampas) para cubrir las necesidades de incremento de producción de alimentos en las zonas tropicales húmedas de México (Golley y Hadley 1981). Muy recientemente, Herrera (1981) ha realizado una revisión general del concepto y desarrollado una metodología para la generación de tecnologías en áreas rurales tradicionales (ver también Maya 1977: 2). Dicho estudio nos ha servido como base para la caracterización que propondremos a continuación y que hemos utilizado como fundamentación metodológica para nuestro proyecto de investigación y desarrollo de tecnologías apropiadas para aldeas del Altiplano Andino Meridional en la provincia argentina de Jujuy. Como fuente complementaria, con enfoque análogo al nuestro aunque con parciales discrepancias y orientado al problema del desarrollo en general más que a la definición de tecnologías, ver Triviño 1977: 144- 150.
La tecnología apropiada puede ser definida de acuerdo con los siguientes rasgos: a) es una tecnología integral; b) responde sólo a las necesidades básicas del grupo; c) se fundamente e integra en la cosmovisión local; d) usa preferentemente recursos naturales y humanos de la zona; e) introduce innovaciones en forma armónica; f) requiere la participación de la comunidad en su generación.
a) Tecnología Integral: Se trata de un universo tecnológico integral, que no resuelve aspectos o necesidades aisladas, sino que enfoca el conjunto de las necesidades del grupo, tal como este mismo las define y asume. Usamos entonces una noción de tecnología en sentido muy amplio, que no se restringe solamente a los medios para producir objetos materiales con o sin precio en el mercado, sino que abarca todos los medios que un grupo sociocultural determinado emplea para satisfacer sus necesidades, incluyendo producción, alimentación vivienda, vestimenta, educación, salud, movilidad, festejos, ritual, música, danza, y así sucesivamente. Más aún, esos medios técnicos están vinculados entre sí en forma indisoluble, como la cultura misma que constituye una densa trama de funciones solidarias.
b) Necesidades básicas. Si bien la tecnología apropiada usa como marco de referencia el conjunto de las necesidades del grupo, de volumen y variedad prácticamente indefinido, por razones operativas debe acotarse a un conjunto limitado de ellas. Se busca detectar un grupo de aspectos a través de los cuales puede actuarse sobre el conjunto del universo tecnológico. A estos aspectos así detectados los llamamos necesidades básicas. Estas no deben ser determinadas apriorísticamente por los investigadores de acuerdo con criterios universales: por el contrario, deber ser consideradas como uno de los núcleos de la cultura local, para cuyo discernimiento es indispensable el punto de vista de los miembros de la comunidad. Para un profesional urbano pueden aparecer prioritarias cosas tales como alfabetizar a través de la escuela, incrementar la capacidad adquisitiva monetaria, ampliar las zonas de cultivo o de pastoreo, etc. Indudablemente, algunas de esas prioridades pueden serlo también para los habitantes de la aldea; pero puede suceder que en el contexto cultural aldeano, local o regional, sean más relevantes otras prioridades, como revalorizar el mito y la leyenda , reactivar el uso de prácticas técnicas hoy en retroceso, recuperar o estimular ciertos aspectos del ritual, fortalecer los lazos familiares o comunales, reintegrar a los miembros que emigraron, mantener contacto informativo con el mundo urbano, etc.
c) Cosmovisión local. Se reconoce como el fundamento sobre el que se articula el universo tecnológico. Ciertos aspectos de la cultura requieren especial interés, tales como el ritual en general y el relato mítico en todas sus formas. En las culturas arcaicas, la cosmovisión ha sido siempre el sustento de lo técnico; para generar nuevas tecnologías, ya sea por introducción o por mejoramiento, es necesario que se articulen dentro de la explicación de lo técnico provista por la cosmovisión local. Un medio para lograrlo puede ser la captación y formulación de una epistemología local, en una especie de traducción al lenguaje científico del conjunto de supuestos y reglas lógicas sobre el que se constituye la percepción que el propio grupo posee del sistema ecológico cultural del cual forma parte (Merlino y Rabey 1979). Esta epistemología servirá de base para el establecimiento del paradigma local, vale decir del conjunto de supuestos y categorías con las cuales ellos elaboran la explicación de los fenómenos.
d) Recursos locales. La tecnología apropiada utiliza al máximo los recursos naturales y humanos disponibles localmente y, sólo en segundo término, los provenientes del resto de la región. El concepto de recurso natural debe ser establecido con claridad, dado que la palabra natural se presta a engaños. Un recurso natural no es un objeto universalmente utilizable por cualquier grupo humano en cualquier circunstancia histórica; por el contrario, es la cultura del grupo, es el interjuego de sus aspectos cosmovisionales y técnicos, junto con las condiciones naturales del ecosistema local, lo que define a un objeto de la naturaleza como recurso para ese grupo.
e) Introducción de innovaciones: La tecnología apropiada utiliza fundamentalmente recursos naturales y técnicos del lugar. Sin embargo, en caso de que éstos no sean suficientes, se apela a recursos y técnicas provenientes de ámbitos culturales diferentes pero análogos ecológicamente. Sólo cuando esto no es posible, se acude a técnicas más universales (del tipo de las elaboradas por el sistema mundial de investigación y desarrollo) y a recursos provenientes de regiones geográficas lejanas. Esta característica apunta directamente a la conservación del equilibrio ecológico local puesto que, en líneas generales, las técnicas tradicionales aparecen como más adaptadas a los ecosistemas naturales que las importadas (Meggers 1977 y Cépede 1974 y 1977). Por lo demás, las innovaciones deben asimilarse al marco de la cultura local como un rasgo más dentro de ésta; para ello debe prestarse especial cuidado a su adaptación funcional a la epistemología y paradigma locales, tal como ya los hemos definido. En otras palabras, las innovaciones deben ser comprensibles para la población local dentro del mismo marco de referencia mental en el cual perciben y explican los fenómenos tradicionales de su cultura. Por ejemplo, los principales objetos técnicos de muchas culturas locales se perciben como el producto de la acción de héroes, reactualizados en la narración mítica y en el ritual (Eliade 1967: 95-100). Innovaciones contemporáneas en dichos contextos deberían ser explicadas a través de reapariciones o reformulaciones de aquellos héroes o mediante la acción de nuevos héroes. Así, cualquier innovación debe adaptarse a las reglas generales de explicación implícitas en el discurso mítico local.
f) Participación local: De los rasgos ya enumerados y de la caracterización de los experimentos en antropología aplicada que hemos formulado antes, se desprende la necesidad de una sólida participación de la comunidad local en la investigación y desarrollo de tecnología apropiada. Dicha participación abarcará prácticamente todos los aspectos y etapas de la generación de tecnología.
Los rasgos que hemos reseñado dan una idea muy general de la metodología. No es este el lugar para explicar los pasos más concretos con los que ésa metodología se puede materializar. No obstante, sugerimos tres mecanismos que pueden contribuir a ello: la afirmación de la organización social local; la convivencia prolongada del equipo profesional con la comunidad y la formación de un consejo de proyecto con profesionales y miembros de la comunidad.
La organización social local, tanto a nivel familiar como comunitario, expresa la cosmovisión en las relaciones sociales; es, por lo tanto, una parte fundamental de la tecnología tradicional del grupo sobre la cual se asienta su capacidad para llevar a cabo tareas que superen las posibilidades de acción de un sólo individuo. La convivencia prolongada del grupo de profesionales con la comunidad (y casi diríamos su inserción en ella) es el requisito para que los profesionales puedan comprender y compenetrarse en la cosmovisión local; pero también lo es para que los habitantes locales puedan traducir a su lógica las propuestas de aquéllos. La constitución de un consejo de proyecto mixto es una consecuencia lógica de las características generales de la metodología y, particularmente, del supuesto de que formulación científica de las hipótesis antropológicas es una traducción al lenguaje académico occidental de las relaciones establecidas entre "sujetos" investigadores y los "objetos" investigados: el consejo de proyecto sería entonces la máxima instancia donde esas relaciones se producen y, por lo tanto, donde se llevará a cabo la principal contrastación de las hipótesis particulares que han servido de base al proyecto.
6. SINTESIS Y CONCLUSIONES
Hemos discutido un concepto de Antropología aplicada que la concibe como un momento de la Antropología general. En esto disentimos con un punto de vista bastante difundido y recientemente defendido por Bastide (1972: 163-184), que postula la separación entre Antropología básica y antropología aplicada y la concepción de ésta como una ciencia teórica. Para nosotros la Antropología aplicada es el ámbito de la Antropología general donde se contrastan hipótesis mediante el método experimental. Es, por lo tanto, un momento de la Antropología y no una disciplina separada; además, es teórico - práctica como toda la Antropología y demás disciplinas científicas en general.
Esta concepción de la Antropología aplicada liga su accionar con las hipótesis generales de la Antropología. El enunciado de dichas hipótesis generales es determinante con respecto a sus hipótesis particulares. Por ello, hemos dedicado una buena parte del trabajo a la discusión de algunas hipótesis generales que la antropología ha compartido con otras ciencias sociales y que poseen un fuerte núcleo ideológico. En particular, es discutible la noción de superioridad de la cultura euronorteamericana sobre las tradiciones culturales locales. La antropología general ha acumulado un vasto cuerpo de discusiones teóricas, con mayor o menor base empírica, que ponen en duda esa supuesta superioridad. Hemos descripto algunas posiciones provenientes de otras ciencias, de la filosofía y de la epistemología que fortalecen una hipótesis diferente, aunque no estrictamente relativista. Mientras que para el relativismo cultural (ver Herskovitz 1952: 75-93) todas las culturas poseen el mismo valor y no hay unas culturas superiores a otras, en la hipótesis aquí planteada el máximo de valor adaptativo reside en la máxima diversidad de culturas, independientemente del valor que se le pueda adjudicar a cada una de ellas; más aún, tal valorización individual se convierte en irrelevante. La diversidad cultural posee dos aspectos: por un lado, es variedad de tipos de cultura y, por el otro, es cantidad de canales de información entre ellas. Ambos aspectos contribuyen decisivamente a garantizar la estabilidad del sistema socio - cultural mayor, en este caso también a escala mundial.
Esta reformulación teórica indica también una reformulación del concepto de desarrollo. Este ya no puede ser concebido como la aproximación paulatina a un único modelo cultural (cualquiera sea la definición que de éste se haga), sino como la expresión evolutiva de la potencialidad de cada cultura local, incluyendo el papel potenciador de las comunicaciones entre distintos estilos de vida, configurando una trama informática capaz de modificar adaptativamente la forma de cada una de las entidades culturales.
Estas hipótesis generales (y todo un cuerpo de hipótesis vinculadas a, o deducibles de ellas) son contrastables en el campo de la Antropología aplicada. Los experimentos socioculturales que ésta encara constituyen un método especialmente preciso y objetivo (en términos de objetividad científica contemporánea) para contrastar hipótesis particulares y determinar su grado de ajuste a los hechos. Hemos propuesto que los proyectos de Investigación y desarrollo de tecnología apropiada, tal como la hemos definido, son experimentos de ese tipo porque se basan en hipótesis particulares referidas a casos locales, deducibles de aquellas hipótesis generales.
La tecnología apropiada implica un doble camino: la recuperación y refuerzo de las identidades culturales locales y la interconexión práctica de dichas identidades a través del lenguaje científico y del sistema de investigación y desarrollo mundial. Se encaran así los dos aspectos de la diversidad: la variedad de tipos de cultura y la magnitud de información que circula entre ellos.
Se trata, por otra parte, de una concepción teórico - metodológica francamente orientada hacia el generalismo. Dentro de la Antropología, el enfoque descripto implica una superación de las barreras convencionales entre distintas ramas de la Antropología cultural (prehistoria, etnología, folklore, antropología urbana) y aún entre Antropología cultural y biológica. Pero además, la Antropología aplicada deja de ser patrimonio exclusivo de la Antropología, pues requiere la interacción de los profesionales provenientes de diversas disciplinas. Esto no significa la disolución del profesionalismo especialista, sino su aplicación a problemas más complejos que superan las clásicas barreras interdisciplinarias.
Finalmente, podemos formular una reflexión aún más amplia. Ya hemos dicho que la Antropología aplicada clásica estaba orientada a jugar un rol dentro de un estilo radial y centrífugo de difusión y transferencia tecnológica (Fig. 1). El estilo de transferencia tecnológica (y, en general, el flujo de información) al cual se adapta el concepto que nosotros hemos desarrollado, se representa en la Fig. 2, donde dicha transferencia se produce en forma simultáneamente centrífuga y centrípeta. Por último, la segunda situación implica una modificación en la materialidad misma del centro urbano industrial. Este deja de ser un puro centro de emisión de información tecnológica hacia los ámbitos del sistema considerados "periféricos" y "atrasados" y se convierte en el subsistema que permite el intercambio de información entre las culturas locales, situación que se describe en la Fig. 3 . Entonces, la cultura urbana industrial puede distribuirse en el territorio en una forma mucho más homogénea, materializándose fundamentalmente en la red mundial de canales de comunicación.
Una Antropología así concebida puede formar parte del fundamento metodológico para la elaboración de una metatecnología (tecnología de tecnologías) orientada a la construcción de la red de relaciones capaz de sustentar un nuevo orden cultural mundial, complejo y estable.
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